¡Mantenga la ruta!

Por Maribel G. Delfín

Recordando aquellos tiempos de mi niñez, justo por esta época, mi papás nos llevaban de vacaciones. Algunas de las rutas que llegamos a tomar,  no las conocíamos, pero para eso, mi papá tenía un libro de color rojo en donde se concentraban todos los mapas de México. Llegábamos a cualquier lugar y  sin perdernos. Hoy en día, conozco muchos lugares y muchas rutas de mi ciudad.

Me considero una buena conductora y como antes te había platicado, conozco muy bien mi ciudad y las calles por las que circulo. A pesar de esto, me he habituado a utilizar una aplicación que además de marcar las rutas y caminos, te ayuda a evitar el tráfico para llegar al destino en el menor tiempo posible.

Este GPS, es una maravillita, pero yo soy muy rebelde, y es de esperarse que no siempre hago caso a las indicaciones que señala. De pronto solo escucho a esta pobre mujer con acento español decirme, “mantenga la ruta” y yo, no le hago caso. Insiste una y otra vez: “recalculando la ruta”, “mantenga la ruta”, “mantenga la ruta” “en 50 metros, gire a la derecha” y yo decido girar a la izquierda. Imagino, que si fuera una persona, la tendría muy desesperada.

¿A qué va toda esta historia del GPS? Hago esta comparación porque no solo nos pasa cuando circulamos en las calles de nuestra ciudad, también nos pasa a menudo en nuestra vida. Por ejemplo, cuando deseamos lograr objetivos o hacer cambios en nuestra vida, de pronto cambiamos la ruta y somos los primeros en ponernos el pie para evitar que las cosas que deseamos lleguen a nuestras vidas. 

Te lo explico de otra manera. Tu tienes un deseo que anhelas, es ese deseo que ves con claridad, lo visualizas e investigas todo lo que le concierne, entonces enfocas tu energía y pensamientos en desarrollar un plan con la  estrategia indicada para conseguir lo que tanto has querido. Y entonces sucede que tu mente comienza a divagar y a dar vueltas hasta que aparece una vocecita que te habla diciendo: ¿Y si no te sale?, ¡tienes pocas posibilidades de lograrlo! etc… entonces, es cuando entra tu GPS a “recalcular tu ruta” abriendo un abanico de posibilidades para que triunfes y logres tu deseo.

En ocasiones, nos encontramos perdidos, sin ruta que seguir, desmotivados, frustrados y sin llegar al destino que habíamos soñado. El deseo o sueño se esfumó y todo por no habernos mantenido en la ruta de alcanzar lo que tanto querías.

Cuando te encuentres realizando planes, es muy importante quedarte en aquel camino trazado. Mira, ya sabes qué es lo que quieres, ya tienes tu deseo que es bueno y que es posible, además sabes que es para tu bien y el de todos los involucrados y conoces la ruta para alcanzarlo. Tu mente en ocasiones tratará de desviarte pero es aquí cuando debes realizar un trabajo mental para no salirte del camino y consigas ese deseo manteniendo tu ruta.

Sé que se lee fácil, pero es uno de los retos más grandes e importantes que he tenido que aprender para lograr todo lo que deseo o quiero cambiar en mi vida. Hoy sé que trazo mi propio camino porque yo soy causa para mí misma y no dependo de nada ni de nadie para lograrlo. Te invito a, que pase lo que pase, no quites la mirada de tu objetivo, disfruta el trayecto y al final del camino ten la seguridad que tu recompensa estará esperándote, sólo ¡mantente en la ruta!

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